viernes, 3 de abril de 2009

ICONOGRAFÍA, DEVOCIÓN Y PARALELISMOS DEL SANTO ROSTRO DE JAÉN

El Santo Rostro es la reliquia más conocida y venerada de Jaén. Para custodiarla se construyó la catedral, que con el paso del tiempo se convirtió en el centro de peregrinaciones de fieles siendo considerado un gran santuario-relicario. Ya Cervantes en su obra Los trabajos de Persiles y Segismunda se hace eco de las peregrinaciones a Jaén, como se puede comprobar en esta cita: “por ahora voy a la gran ciudad de Toledo a visitar a la devota imagen del Sagrario, desde allí me iré al Niño de la Guardia, y dando una punta, como halcón noruego, me entenderé con la Santa Verónica de Jaén”. En las entradas del mes de enero de este blog pueden leer algunas pinceladas sobre la Historia de esta reliquia. En la entrada de hoy trataremos de analizar la iconografía, la devoción popular y los paralelismos con otras santas faz existentes.

Iconográficamente el Santo Rostro o Santa Faz, representa el rostro de Cristo vivo antes de ser crucificado, no debemos confundirlo con la Santa Síndone (Sábana Santa de Turín) o con el sudario (Pañolón de la Catedral de Oviedo) que sirvieron para la mortaja de Cristo muerto. Como ya comentamos anteriormente, esta estampación del rostro responde al momento en el que la Verónica enjuga el rostro de Cristo camino del Calvario. En el caso de la imagen de Jaén, responde a los esquemas de los iconos bizantinos: cara de tez oscura, pelo y barbas puntiagudas, ojos almendrados y fondo dorado, todo pintado sobre tela que posteriormente se pegó a una tabla bordeando el filo del rostro y el fondo de pan de oro. La tradición más antigua sostenía, que la imagen no estaba pintada y para certificarlo se le han hecho diferentes pruebas a lo largo de la historia. Uno de los hechos más significativos, se dio en 1.730, en el que la pintura fue examinada por los pintores Pancorbo, Arjona y Barrera que declararon que no había intervenido ningún pincel en la cara, detectando algunas pinceladas sólo en el perfil del rostro. Todos los pintores dedujeron que las facciones de este rostro estaban estampadas y no pintadas. Cobija esta imagen un gran marco de plata con piedras preciosas engastadas (191 rubíes, 193 diamantes, 210 esmeraldas) obra de Francisco de Valderrama en 1.731, en 1.804 la marquesa de Montemar donó un lazo de brillantes que desapareció en la Guerra Civil sustituido por otro lazo donado por la duquesa del Rincón de San Ildelfonso.

La devoción a esta reliquia en Jaén está muy arraigada, a la vista está que en los siglos XVII, XVIII y XIX se le atribuye al Santo Rostro la intervención milagrosa en sequías, terremotos y epidemias, que sigue hasta nuestros días. Para potenciar la devoción hacia la reliquia, en 1.628 se hicieron las primeras medallas del Santo Rostro, al igual que las estampas de 1.772 de Salvador Carmona. Con la visita de Isabel II en 1.862 se realizará la primera fotografía hecha por Higinio Montalvo.

La tradición situaba sólo tres estampaciones del rostro de Cristo: Roma, Jaén y otra que se perdió en el mar. Sin embargo podemos constatar que existen otros santuarios que albergan dicha reliquia:

Basílica de Manoppello (Italia)
Catedral de Nuestra Señora de la Asunción (Jaén)

Basílica del Sacré Cœur (París, Francia)

Monasterio de la Santa Faz (Alicante)
Ermita del Santo Rostro, Honrubia (Cuenca)


Centraremos nuestra atención sólo en dos: Manoppello y Alicante. El primero, es visible por las dos caras ya que está realizado sobre un tejido de biso de molusco haciéndolo tenue. Se data que la llegada de esta reliquia a Manoppello se produce en 1.506 de manos de un desconocido que lo entrega a la familia Leonelli siendo donado siglos después a la orden de Capuchinos. Algunos historiadores, apuntan que este Santo Rostro correspondería al que existía en la Basílica de San Pedro de Roma que desapareció posteriormente con el inicio de la construcción de la nueva basílica. Algunos estudiosos, aseguran que el rostro aquí estampado corresponde con la imagen de la Sábana Santa de Turín.




En cuanto a la Santa Faz alicantina, se señala que el lienzo original era un paño de lino con manchas de sangre representando una cara que años más tarde una mano piadosa remarcó esas manchas con pintura roja. La tremenda devoción que despertó la Santa Faz provocó que poco a poco el lienzo se viera reducido en tamaño debido a los trozos que familias de gran poderío cortaban por lo que fue colocado un relicario con la imagen de una Santa Faz delante y una imagen de la Virgen detrás. El origen de la tradición se remonta al siglo XV cuando el cura Mosén Pedro Mena viaja a Roma y se le obsequia con un venerado lienzo de la faz de Cristo que había salvado a Venecia de la peste. El sacerdote trae el lienzo a San Juan y el 17 de marzo de 1.489 sale en rogativas para pedir la lluvia obrando diferentes milagros. En el lugar del primer milagro se alza el actual Monasterio de la Santa Faz. Pese a pertenecer moralmente a San Juan pasó a manos de Alicante al segregarse esta última villa en el siglo XVIII.

fotografías: 1 Santo Rostro de Jaén, 2 Obispo Nicolás de Biedma orando ante el Santo Rostro de Jaén, 3 Santo Rostro de Manoppello, 4 Santa Faz de Alicante

fotografías tomadas de: 1 La Catedral de Jaén, tomo I pág 31; 2 La Catedral de Jaén, tomo I pág 27; 3 http://www.ssbenedictoxvi.org/noticias/noticias.php?id=2426; 4 http://www.clarisassantafaz.com/La%20Historia%20de%20la%20Santa%20Faz.htm

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